| características y fisiología de las CD [1]
  summary | introducción | generación de CD humanas in vitro |
antígenos tumorales para vacunas | aplicaciones clínicas | perspectivas futuras |
bibliografía
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Las CD representan una pequeña (0.15 - 0,7% de células mononucleares circulantes) y heterogénea población de CPA que se encuentran presentes en numerosos órganos y sangre periférica (3). Morfologicamente se caracterizan por presentar numerosas y delgadas prolongaciones citoplasmáticas (dendritas). De acuerdo a su ubicación tisular, el fenotipo de superficie y a su función pueden distinguirse dos estadíos celulares: inmaduro y maduro o activado.
Las CD inmaduras (aquellas localizadas en órganos periféricos como la piel) se caracterizan por tener reducida al mínimo su capacidad estimulatoria de proliferación de linfocitos T. Están especializadas en la captura de antígenos por fagocitosis, micropinocitosis y endocitosis mediada por receptores y en el posterior procesamiento de los mismos. En su superficie expresan abundantes receptores Fc (CD32 y CD64), que favorecen la captura de antígenos complejados con anticuerpos, y otros como el receptor de manosa y el receptor de lectina tipo C DEC-205 (4). Presentan una baja expresión de moléculas accesorias (CD80, CD86 y CD40) y también niveles relativamente bajos de moléculas de CMH clase II en su superficie, sin embargo estas moléculas se acumulan en grandes cantidades en vacuolas intracelulares. Estos compartimientos contienen además glicoproteínas liposomales y catepsinas que participan en la degradación proteica y obtención de los péptidos que se unirán a las moléculas de CMH clase II.

La piel contiene CD inmaduras, identificadas como células de Langerhans (CL), caracterizadas por la expresión de CD1a y gránulos de Birbeck y CD intersticiales (CDi) que no contienen gránulos de Birbeck pero expresan factor de coagulación XIIIa. Se ha descripto que ambas poblaciones pueden inducir la proliferación de linfocitos T CD4+ "naive", pero sólo las CDi producen IL-10 y pueden inducir la diferenciación de las células B "naive" en células plasmáticas secretoras de inmunoglobulinas. Algunas evidencias indican que las CL podrían ser eficientes activadoras de linfocitos T CD8+ citotóxicos (5). La mayoría de los ensayos clínicos llevados a cabo hasta el presente se han realizado empleando CD generadas in vitro a partir de monocitos; que se asemejan a las CDi.

Las CD maduras se encuentran en el tejido linfático secundario, en el área paracortical de los ganglios linfáticos (CD interdigitadas), presentadoras de antígenos a las células T "naive" y en los folículos germinales (CD de centros germinales), presentadoras de antígenos a las células T de memoria.
Se han descripto al menos 3 poblaciones de CD en sangre humana (6). Las células progenitoras mieloides pueden diferenciarse en células precursoras de fenotipo CD14+ CD11c+ o CD14- CD11c+ que a su vez pueden diferenciarse en CD (denominadas CD1), mientras que a partir de precursores linfoides pueden obtenerse CD que presentan un fenotipo CD14- CD11c- IL3a+ (denominadas CD2).

Los antígenos solubles y particulados son procesados por la denominada vía exógena. Los péptidos generados son "cargados" sobre moléculas de clase II del CMH, posteriormente estos complejos son transportados a la superficie de la célula para ser presentados a los linfocitos T (7,8).
Sin embargo las CD también pueden presentar a los linfocitos T CD8+ cuerpos apoptóticos fagocitados (9), bacterias (10) o antígenos solubles (11) en el contexto del CMH clase I por la denominada vía endógena; aunque los mecanismos por los cuales los antígenos tienen acceso a esta vía aún no han sido completamente aclarados.
Luego del contacto con el antígeno, las CD se activan durante el curso de una reacción inflamatoria local y migran por el sistema linfático o sanguíneo a los organos linfáticos secundarios en donde completan su maduración. Este proceso es acompañado por la pérdida de la capacidad de capturar antígenos, el aumento de la expresión de moléculas co-estimulatorios (CD80 y CD86) y la adquisición de la capacidad de activación de los linfocitos T (12). Las bacterias, los lipopolisacáridos de las paredes bacterianas y moléculas como IL-1 y TNF-a pueden actuar como señales estimulatorias de la maduración de las CD.
La relocalización de las células en los nódulos linfáticos y el bazo facilita el contacto del antígeno con los linfocitos T que circulan por los organos linfáticos periféricos como linfocitos quiescentes.
La formación de la sinapsis inmunológica (complejo en donde las moléculas co-estimulatorias y las del CMH-antígeno unidas a los TCRs se agregan en un área central rodeada por un anillo de moléculas de adhesión) inicia una señal en cascada, cuya magnitud y duración determina la entrada de los linfocitos T en el ciclo celular.

El conjunto de moléculas presentes en las superficies de las células que intervienen en la sinapsis inmunológica están representadas en la fig. 2. Como resultado de estas interacciones las CD secretan IL-12.
La eficiencia de la sinapsis varía de acuerdo a la naturaleza de la CPA y del estado madurativo de la célula T.
En células T activadas, efectoras y de memoria, la estimulación de los TCR está eficientemente acoplada a la vía de transducción de señales de modo que las células responden a bajas dosis de antígeno aún en ausencia de co-estimulación.
No es esta la situación de las células T "naive", de aquí la importancia de las señales co-estimulatorias en el inicio de una respuesta inmune primaria. El reclutamiento de moléculas CD28 por las moléculas de B7 expresadas en la superficie de las CPA amplifica hasta 100 veces la señal iniciada por los TCR. Por lo tanto, en ausencia de co-estimulación, las células T "naive" sólo pueden ser activadas por dosis de antígeno extremadamente altas (no fisiológicas) (13).
La duración de la estimulación de los TCR y la acción de determinadas citoquinas determina la proliferación y diferenciación de células T efectoras. Aquellas células T que reciban una estimulación prolongada de los TCR en presencia de IL-12 o IL-4 darían origen a poblaciones de células T efectoras CD4 y CD8.
Las células T CD4 son principalmente secretoras de citoquinas, mientras que las CD8 cumplen funciones citotóxicas. A su vez, en base a las citoquinas que producen las células CD4 pueden clasificarse en CD4 tipo1 (Th1) y CD4 tipo 2 (Th2). Las células Th1 secretan IL-2 e interferón g. Estimulan la inmunidad mediada por células, incluyendo la activación de macrófagos y la citotoxicidad medida por linfocitos T (CTL). Las células Th2 secretan IL-4, IL-5, IL-6 y IL-10. Apoyan la respuesta humoral estimulando a las células B productoras de anticuerpos (14).

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